Día 18 Daily podcast Adviento 2021
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Miércoles 15/12/2021 - La lectura de hoy está recogida del Evangelio según San Lucas 7, 19-23 Reflexión: Miércoles, III semana de Adviento En la preparación para la Navidad la Iglesia nos ofrece esta mañana una lectura del profeta Isaías, que nos invita a volvernos hacia el Señor "Yo soy el Señor, y no hay otro. No hay otro Dios fuera de mí. Yo soy un Dios justo y salvador, y no hay ninguno más. Volveos hacia mí para salvaros, confines de la tierra" (Is 45,6b-8.18.21b -26). Cuánto nos cuesta abandonarnos complemente en el Señor... siempre andamos haciendo cálculos. El Señor nos pide que confiemos. Sólo Él basta como decía Santa Teresa... pero nos cuesta creerlo. Echemos mano del depósito de la fe, en el que hemos ido guardando a lo largo de nuestra vida lo que el Señor ha hecho con nosotros. No se Evangeliza contando lo que hemos leído en los libros, o contando lo que otros vivieron. El Evangelio de hoy nos habla con claridad de cómo Jesús no tiene limites a la hora de cumplir su misión: «Id a anunciar a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los inválidos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Y dichoso el que no se escandalice de mí" (Lc 7,19-33). ¿Dónde tengo puesta mi esperanza? ¿Dónde tengo situada mi alegría? Porque la esperanza está íntimamente relacionada con la alegría interior. El cristiano, como es natural, ha de vivir como una persona normal de la calle, pero siempre con los ojos puestos en Cristo, que no falla nunca. Un cristiano no puede vivir su vida al margen de la de Cristo y de su Evangelio. Centremos nuestra mirada en Él, que todo lo puede, absolutamente todo, y no pongamos límites a nuestra esperanza. La liturgia no es un “juego sagrado”, y la Iglesia nos da este tiempo de Adviento porque quiere que cada creyente reanime en Cristo la virtud de la esperanza en su vida. Frecuentemente, la perdemos porque confiamos demasiado en nuestras fuerzas y no queremos reconocernos “enfermos”, necesitados de la mano sanadora del Señor. Pero así ha de ser, y como Él nos conoce y sabe que todos estamos hechos de la misma “pasta”, nos ofrece su mano salvadora. En unos minutos de silencio interior oremos con el Salmo 84 dando gracias, Señor, por sacarnos del barro y llenarnos de esperanza el corazón: "El Señor nos dará la lluvia, y nuestra tierra dará su fruto. La justicia marchará ante él, la salvación seguirá sus pasos". ¡Feliz y bendecido miércoles! Accede a todo nuestro contenido en: @youcatenespanol #youcatenespañol