Ven, Sígueme con Pepe Valle | 1 y 2 Tesalonicenses | Completemos lo que falta a vuestra fe
Ven, Sígueme con Pepe Valle de Central de las Escrituras - A podcast by José Valle
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En Tesalónica, Pablo y Silas fueron acusados de “alborota[r] el mundo” (Hechos 17:6). Su predicación hizo enojar a ciertos líderes de entre los judíos, y dichos líderes incitaron alborotos entre el pueblo (véase Hechos 17:1–10). Como resultado, se aconsejó a Pablo y Silas que saliesen de Tesalónica. A Pablo le preocupaban los nuevos conversos tesalonicenses y la persecución que afrontaban, pero no pudo volver a visitarles. Les escribió: “… no pudiendo soportar más, he enviado para informarme de vuestra fe”. Como respuesta, Timoteo, quien ayudaba a Pablo y había estado sirviendo en Tesalónica, “nos dio buenas nuevas de vuestra fe y amor” (1 Tesalonicenses 3:5–6). De hecho, los santos tesalonicenses eran conocidos como ejemplo “a todos los que han creído” (1 Tesalonicenses 1:7), y las novedades sobre su fe se esparcieron por otras ciudades. Imagine el gozo y el alivio de Pablo al enterarse de que su obra entre ellos “no fue en vano” (1 Tesalonicenses 2:1). Pablo sabía que la fidelidad pasada no era suficiente para la supervivencia espiritual en el futuro, y temía la influencia de falsos maestros entre los santos (véase 2 Tesalonicenses 2:2–3). Su mensaje a ellos y a nosotros es que continuemos “complet[ando] lo que falta a [n]uestra fe” y “que abund[emos] en [amor] más y más” (véanse 1 Tesalonicenses 3:10; 4:10).