1206 - Daniel 3. Salvados del horno de fuego. Dn 3:25
Descansando en Dios - A podcast by Francisco Atencio
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1206 – Dn 3:25 – Daniel 3. Salvados del horno de fuego. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses. Nabucodonosor hizo una estatua de oro y exigió que fuera adorada (Dn 3:1-7). Los tres amigos de Daniel fueron acusados por no adorar la estatua de oro (Dn 3:8-12). Los tres jóvenes fieles Sadrac, Mesac y Abed-nego enfrentaron la prueba con fe en: El poder de Dios (Dn 3:16-17) y la soberanía de Dios (Dn 3:18). La fe del creyente será probada de diferentes maneras para crecer espiritualmente. La fe en Dios, produce la obediencia a su palabra, y la obediencia produce la bendición de Dios. (1Pe 1:6-7). Para los tres amigos de Daniel: La obediencia a Dios era más importante, aunque Dios no los hubiera librado ellos obedecerían. No quisieron servir a los dioses de Nabucodonosor. La historia enseña que la fe en Dios permite que al dejar actuar a Dios experimentemos su poder y las bendiciones que tiene preparadas para su pueblo. Esta es una dramática ilustración de la presencia y protección del Señor junto a la gente que sufre por su testimonio. Se cumplirá la promesa de Dios para los cautivos de Israel: “Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; pasamos por el fuego y por el agua, y nos sacaste a abundancia.” (Sal 66:12). I. Castigo para los jóvenes (Dn 3:16-23). ”Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado.” Los tres jóvenes se negaron a postrarse ante la gran imagen de oro hecha por Nabucodonosor. Demostraron la fidelidad a Dios y su poder para salvarlos afirmando: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará.” (Dn 3.17). Pero se someterían a la voluntad, la soberanía de Dios diciendo: “Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado.” (Dn 3:18). Nabucodonosor se enojó porque los tres jóvenes no obedecieron el mandato real de postrarse ante la gran estatua de oro. Entonces Nabucodonosor ordenó calentar el horno siete veces más de lo acostumbrado. Un fuego más fuerte les quitaría la vida de manera rápida. Nabucodonosor quería mostrar públicamente que la rebelión a la autoridad tenía un alto costo. El enemigo de nuestra alma aprovecha el tiempo de las pruebas de los creyentes para tratar de producir temor. Pedro nos anima diciendo: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.” (1Pe 5:6-7). El rey mandó a hombres muy vigorosos que atasen a los tres amigos de Daniel y que los echaran dentro del horno de fuego ardiendo. La llama del fuego quitó la vida a aquellos que echaron a los tres judíos al horno. (Dn 3:20-23). “Maquina el impío contra el justo, y cruje contra él sus dientes; El Señor se reirá de él; porque ve que viene su día.” (Sal 37:12-13). II. Liberación divina (Dn 3:24-27). “Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses.” (Dn 3:24-25).
