1164 - Jeremías 32-33. El libro de consolidación (ΙΙ). Jer 33:6
Descansando en Dios - A podcast by Francisco Atencio
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1164 – Jer 33:6 - Jeremías 32-33. El libro de consolación (II).He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.En el libro de consolación en Jeremías 30–33 se relacionan los acontecimientos que estaban sucediendo en tiempos del profeta con el plan eterno de Dios para Israel. En estos capítulos se explica de nuevo que el juicio era parte del plan divino, el cual contemplaba la restauración del pueblo escogido en el futuro. La primera parte del libro de consolación contiene el nuevo pacto hecho por Dios para Israel y gentiles (Jer 31:33-34), con sus tres componentes: Derramamiento del Espíritu Santo, el perdón de los pecados y la ciudad de Dios. En esta segunda parte del libro de consolación (Jer 32-33) continúa con las bendiciones de la restauración de Israel. Ilustra el plan de restauración, instruyendo a Jeremías a que compre el terreno de su primo (Jer 32:7-12). Esto serviría como una señal de que el cautiverio sería temporal (Jer 32:37-40). Quedaría un remanente del pueblo judío que sería protegido por Dios. Al finalizar el cautiverio de los 70 años en Babilonia, regresarían a la Tierra Prometida y entonces las escrituras tendrían su valor. (Jer 32:43–44). El libro de consolación finaliza con un resumen de las bendiciones del pacto Abrahámico y Davídico, que se cumplirán en el día de la restauración y las promesas que Dios hizo a David acerca de su trono. No faltaría descendiente de David para reinar sobre ellos. Dios dice: “haré brotar a David un Renuevo de justicia, y hará juicio y justicia en la tierra. En aquellos días Judá será salvo, y Jerusalén habitará segura, y se le llamará: Jehová, justicia nuestra (Jehová Sidquenuc).” (Jer 33:14-26).I. Ilustración de la restauración de Israel y Judá (Jer 32). Jeremías registra el lapso de tiempo de este evento porque fue cuando Nabuconodosor tuvo sitiada a Jerusalén durante 2.5 años, 30 meses (Jer 32:1-5). El profeta Jeremías estaba preso en el patio de la cárcel, en la casa del rey, por predecir que Sedequías sería capturado por Nabucodonosor y llevado a Babilonia. En esos difíciles días, Dios dijo a Jeremías que pronto recibiría una visita. Su primo Hanameel, hijo de Salum lo visitaría en la prisión y le pediría que comprara su heredad que estaba en Anatot (Jer 32:6-12). ¿Quién compraría un terreno que estaba en manos enemigas? Jeremías compró la heredad que estaba en Anatot y sitiada por el enemigo. Jeremías dio orden a Baruc de que tomara ambos documentos y los pusiera en una vasija de barro para preservarlos. El propósito de Jeremías al comprar la tierra y preservar en una vasija los documentos era mostrar que el pueblo podía volver a comprar casas, heredades y viñas cuando regresara a su tierra. (Jer 32:13-15). Luego Jeremías hace una oración a Dios (Jer 32:16-25). Adora a Dios por su grandeza (Jer 32:16-23). Dios el creador… gran poder demuestra que “nada hay difícil para Él” (Jer 32:17, 27; Gn 18:14; Lc 1:37). El Señor es omnipotente y también es Dios de amor y justicia. Él muestra Su misericordia (Jer 9:24; 31:3) a muchos, pero también castiga la maldad y el pecado (Éx 20:5; 34:7; Nm 14:18; Dt 5:9–10). Dios es omnisciente, nada es oculto a sus ojos. El carácter de Dios se mostró en las señales y portentos que hizo a través de la historia de Israel. (Dt. 4:34; 26:8; 29:3; 34:11). Después de recordar al Señor de su gran carácter y hechos, Jeremías expresó su confusión ante las obras de Dios. (Jer 32:24-25).
