Un milagro en tu interior
Audio Devocional "Crezcamos de Fe en Fe" - Ministerios Kenneth Copeland - A podcast by Kenneth y Gloria Copeland
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«Yo no actúo por medio de un ejército, ni por la fuerza, sino por medio de mi espíritu.» Lo ha dicho el Señor de los ejércitos» (Zacarías 4:6b) Recuerdo la primera vez que fui a una campaña de sanidad con el equipo de la cruzada de Oral Roberts. Yo era estudiante y miembro de la tripulación de vuelos. Tenía unos cuatro años de ser creyente, y sabía muy poco de las cosas de Dios, especialmente de esas campañas. Sin embargo, formaba parte del equipo y estaba deseoso de aprender. Seguí al equipo dentro del enorme auditorio. Estaba lleno de gente enferma. El lugar olía muy mal, lleno de enfermedad. El sólo caminar por allí me produjo escalofríos de temor. Di la vuelta y me dirigí a la puerta lateral tan rápido como pude. Susurrando, le dije al Señor: «Óyeme, yo no pertenezco aquí. Voy a tomar el autobús y me iré a casa ahora mismo. Ellos pueden llevar ese avión de regreso sin mí». Una vez afuera, empecé a hablar en voz alta. Entonces, de repente, me quedé rígido. No podía mover mis pies. Supe que era Dios el que me había detenido porque, en mi interior, yo iba camino a la estación del autobús, pero en el exterior, estaba parado en la acera. Miré hacia arriba y grité: “¡Déjame ir!”. Pero no podía moverme. Estaba desesperado, y exclamé: “¡Por favor, déjame ir! Yo no tengo nada para esa gente”. En ese momento, Dios me habló. Cada célula de mi ser oyó Su voz. Él dijo: “Sé que tú no tienes nada para darles. Pero yo sí, y por eso te bauticé con Mi Espíritu”. De repente, mis pies quedaron sueltos y supe que tenía dos alternativas: una era la vida y la otra era la muerte. Di la vuelta y regresé. Yo estaba listo para salir corriendo. Pero Dios me detuvo. El Señor sabía que Él estaba en mí, y si tan sólo me quedaba y avivaba lo que estaba en mi interior, los milagros sucederían—y así fue. Tú tienes en tu interior ese mismo Dios que obra milagros. Hay personas a tu alrededor que lo necesitan. Por lo tanto, deja de esperar hasta que sientas que posees el poder para hacerlo, y sal de una vez. Cuando lo hagas, descubrirás que el poder que has estado esperando ha estado allí, en tu interior, todo el tiempo, esperando por ti. Lectura bíblica: Éxodo 3:1-14